PARTES DE UN TODO 5

Cansado como todos, seguía avanzado paso a paso por aquellos límpidos caminos, los que a pesar de ser nuevos, eran más estrechos y desprovistos, más planos y vacíos, que los recorridos durante su infancia.
No sólo sospechaba del avance frenético del progreso, sino también de la distancia del tiempo, ya que sus recuerdos eran una mezcla de promesas incumplidas y deseos agobiantes.
Al darse cuenta que su memoria no estaba siendo honesta, vociferó como un loco que la suya era una reflexión inútil, sin sentido, digna de ser abandonada al borde de la ruta, tal como los otros se desprendían de sus basuras.
Irremediablemente, a pocos kilómetros de allí, su caminata firme y decidida terminaría siendo tan sólo un deambular caprichoso.

PARTES DE UN TODO 4

Estudiaba todas y cada una de las posibilidades que su experiencia le permitía. Para él, era imposible apartarse de aquel magnífico torso abandonado. Se había propuesto firmemente que no descansaría hasta que aquella vieja pieza de mármol lograse reflejar el mismo brillo que el de las nuevas campanas de la iglesia fabricadas en oro macizo. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo, no lograba encontrar la fórmula exacta que necesitaba.
Un día, caminando por la playa, el sol apareció entre las nubes. Era el primer día de la inminente primavera, entonces renunció, la silueta pálida y desgastada de aquella mujer desconocida debía sumergirse definitivamente en el mar, junto al escultor.

PARTES DE UN TODO 3

No existió minuto alguno sin que pudiese descifrar lo que ocurría. Las utópicas escenas en donde los diálogos fluyen inteligentemente no lograban ser parte del momento. A la espera de que surgieran espontáneamente, se arriesgaban años de esfuerzo por la ineptitud de ambos, uno por no saber qué decir, el otro por ocultar sus verdaderas intenciones. Dentro de poco, la distancia entre ambos era mayor y los deseos menguaban como el ocaso que se hacía presente frente a ellos.

PARTES DE UN TODO 2

Para comenzar, no he visto en sus ojos un mínimo de imprudencia ni de orgullo. A falta de cualquier reflexión, permanece sin discrepar, solo otorgando. Se lleva el tiempo ofreciendo oportunidades que supuestamente me comprometerán a tener mayor cuidado. Y así resulta, no lo evito. Solo me dispongo a confiar en ella. A entregarme por completo en su sabiduría, que si no la persigue, le brota de manera espontánea, como tocada por la mano de Dios. Un estado de seguridad que me asombra y que me facilita permanecer a su lado. Y confío, como nunca lo había hecho. No tengo Dios, sólo a ella.

PARTES DE UN TODO 1

De acuerdo a mis expectativas, nadie podría haber desempeñado de mejor modo aquel cargo que el recién llegado. Según mi opinión, calificado más que por sus títulos, por su natural modo de enfrentarse a la vida, vivenció momentos de gran incertidumbre cuando el pasado domingo superó ampliamente los resultados que todos nos esperábamos. Incertidumbre ya que tal hallazgo implicaba destruir el trabajo de todo el grupo, incluido el mío, supuestamente imprescindible. Nunca supe si él lo tenía todo planificado o fue pura casualidad, de todos modos pasó de ser el recién llegado a director del Tangobar.